La crisis, nos entretiene en los dramas locales, haciendo ver que nuestros rostros, los de nuestros vecinos y vecinas se llenan de dolor y angustia, hace algún tiempo aunque parezca mentira los telediarios en nuestro país los rellenaban de miserias africanas más allá de nuestras fronteras.
El problema es que Africa ha sido tapada por primas de riesgo, ocultada entre recortes que se han pulido fundamentalmente las ayudas a la cooperación, con resultado de deshumanización no solo en los desahucios, sino también en el giro de nuestra cabeza al dejar morir a un continente entero.
El país más grande de África la República Democrática del Congo es también el más pobre del mundo. En la última clasificación del Índice de Desarrollo Humano, de Naciones Unidas, ocupa el puesto número 189: el último de una lista que encabeza Noruega. ¿Traducción con rostros?
El principal rostro es una infancia la cual no está escolarizada y miles de niñas y niños están condenados a una existencia inhumana sin rumbo por las calles de sus ciudades, la crueldad se encarna con la mayor parte de la población no puede pagarse un tratamiento médico cuando está enferma haciendo que la esperanza de vida este cerca de los 45 años.
La resaca de dos guerras están presentes en los cinco millones de muertos y en la cultura “democrática” los derechos humanos tienen un precio de risa, como muestra el número de activistas y periodistas que cada año encuentran la muerte o la cárcel.
Este solo es un botón de muestra, de lo que el holocausto humano es capaz de hacer, la crisis que nos azota, es también una crisis de valores, y lo es porque en el caso de nuestro país las movilizaciones se están produciendo sectorialmente es decir, lo que nos afecta a nosotros y nosotras (funcionarios…mareas blancas, verdes), sin embargo no estamos siendo capaces de hacer de esta crisis esa gran oportunidad para la construcción en valores de una sociedad que no esta articulada para respuestas colectivas de solidaridad propia en el caso de España y «ajenas» en el caso de Africa.
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